La actriz Paulina García charló con Funcinema sobre su rol en La novia del desierto. Y además anticipó su próximo proyecto, una miniserie que filma en Barcelona.
La chilena Paulina García es una de las actrices más reputadas de la región, con una fuerte presencia en el cine de su país pero también en producciones internacionales como La cordillera o La novia del desierto. Precisamente en esta película interpreta a Teresa, una mujer de 54 años que trabaja como empleada doméstica en una casa de familia en Buenos Aires. Durante décadas se ha refugiado en la rutina de sus tareas, pero ahora, tras la decisión familiar de vender la casa y luego de años de servicio, queda a la deriva. Sin alternativas, acepta un nuevo trabajo en la provincia de San Juan. Poca amiga de los viajes deja atrás la ciudad y su pequeño mundo seguro, para entregarse sin sospecharlo, a la voluntad de lo imprevisible. Charlamos con la actriz sobre esta emotiva historia pero también sobre los pasos que está dando en su carrera.
La novia del desierto y amor
-En tus películas, vemos que tus personajes quieren conectar con nuevas personas y también buscan una vida espléndida y diferente para renovarse. Por ejemplo, en Gloria querías cambiar tu actitud para bien, es decir vivir como pensabas. Pero en La novia del desierto tu vida abruptamente cambio por una coincidencia. ¿Crees en encuentros accidentales? ¿Se puede experimentar el amor de todas las edades? ¿Puedes definir el amor en tus propias palabras?
El amor existe, sin duda. Ese sentimiento por otra persona que te hace mejor persona. Y sucede cuando menos lo esperas, o sea a los 15 o a los 65.
-Tu personaje, Teresa, estaba dispuesto al destino por esta razón: no había vivido una vida como se deseaba, pero un hombre cambió su punto de vista. ¿En tu vida personal escribes tu propio destino o crees que el destino está escrito para ti? ¿Existe el destino? ¿Teresa, tu personaje, ha vivido un amor por no estar sola en su vida, o solamente era una atracción sensual?
Mi vida propia se desarrolla a veces porque puedo decidir y a veces entra el misterio y hace lo que se le canta. Teresa se encuentra con la sensualidad, despierta a la vida, se conecta con el desierto, con la difunta. Todos esos “personajes” son un vehículo para que ella entre de lleno en la vida.
-¿Esta película es una road movie, te gustan ese tipo de historias? ¿Qué tipo de innovaciones llevan las historias de carreteras a los seres humanos?
Acepté la película porque entre otras cosas, era una road movie. Eso me pareció alucinante ya que el viaje siempre te pone en un lugar inestable, te obliga a la ligereza de equipaje, a la flexibilidad, a encontrarte con el misterio, con cosas inesperadas o en el caso de Teresa, nunca planificadas.
¿Es difícil vivir como inmigrante? ¿Has estado en Argentina antes de la filmación para conocer el país?
He estado muchas veces en Argentina, he viajado por el sur y esta fue la primera vez que trabajé allá.
Matar al padre
-¿En la última escena cuál era tu motivación, qué querías mostrar a la audiencia?
La verdad es que la opción de la escena final como la de todas las escenas es de las directoras y de la montajista. Ellas pudieron haber cortado la película en la escena sexual del baño, o en el bar mientras conversan. En cualquier punto que ellas consideraban. Nunca la opción es de la actriz o actor.
-¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Estoy rodando una miniserie en España, Barcelona para ser más precisa, que se llama Matar al padre. Es para Movistar, dirige Mar Coll y escriben Valentina Viso, Diego Vega y Coll, con el protagónico de Gonzalo De Castro. Va de una familia que tiene un padre muy aprehensivo y maltratador. Hago de su mujer, una psicóloga que está perdiendo la conexión con sus pacientes mientras su familia naufraga.
Por Arzu Cevikalp
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